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domingo, 2 de septiembre de 2012

Mi mundo sin corazón (02-09-2012)

Igual es que me voy agriando con la edad, pero discutiendo sobre el alcance de la universalidad de la sanidad pública, me planteo reflexiones que tienen, pienso, un trasfondo lógico, pero a la vez carecen de humanidad.

El caso que hoy me he planteado es el siguiente. Si un individuo sale una noche de fiesta con sus amigos y se pimpla dos, tres, ocho o diez copas (lo que su hígado aguante) y finalizada la velada coge el coche, provoca un accidente y se desencadenan una serie de protocolos de la seguridad civil tales como bomberos, ambulancias, desplazar a los afectados/victimas a los centros hospitalarios correspondientes, atender a los heridos, reconstruir anatomías, rehabilitación, atención psicológica posterior...

Y me pregunto, ¿por qué la Seguridad Social, pagada con los impuestos de todos vía cotización, tiene que pagar los desastres provocados por un tío que dobla o triplica la tasa de alcoholemia permitida? ¿Por qué no lo paga él? Al igual que los seguros se lavan las manos cuando hay alcohol de por medio, ¿por qué la Seguridad Social no lo hace? No lo entiendo. Entiendo que los servicios médicos te atiendan por un catarro, un cáncer o porque se te rompa la tibia porque te caigas montando en bicicleta. ¿Pero porque seas un irresponsable?

Cuánto se ahorraría el Estado español si les pasaran las facturas de los gastos provocados por su agilipollamiento mental a estos personajes?

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